El chico con cuernos y la chica luz
Al fin, el chico con cuernos y la chica luz se encuentran ante la puerta a su libertad. 20 metros de madera noble les separa de cuanto han deseado durante las últimas horas, pues la comida y el agua escasean en el castillo y es imposible iniciar una nueva vida allí; si acaso nutrirse a base de palomas y de algun arroyo que naciera entre las ciclónicas piedras con que está levantado el castillo, construïdo por seres antiguos siglos atrás, reconvertido en cumbre del comercio y prosperidad décadas después, y condenado a una decadencia sorda desde que la Reina decidió replegar el puente que lo conectaba con el mundo exterior cuando las primeras criaturas endemoniadas empezaron a nacer cada generación a lo largo de todo el país.
Delante esa puerta, los dos jóvenes se sienten por primera vez aliviados: el día es claro y la puerta desprende un reflejo eléctrico que confiere a la chica luz una divinidad equiparable a la luna, a un hada. Las sombras enviadas por su madre la Reina no parecen tener intención de aparecer por los alrededores: la luz de la puerta los ampara, y el día es un aliado más fuerte que antes.
El chico con cuernos mira a la chica luz, y ella le mira a él. No hablan el mismo idioma, pero han compartido el paso entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal. Una lucha entre el día y las sombras. El campo de batalla: un castillo que hasta la imaginación es incapaz de capturar en toda su plenitud. Piedra vacía de todo sentimiento y calidez, un cuenco de arcilla vacío moldeable por la luz y la oscuridad, ajeno al combate en que participa.
La puerta, sin embargo, está impregnada de luz, que se ha adueñado de la madera antigua, dotándola de voluntad propia. Los dos amigos miran hacia arriba. La puerta y el cielo se unen por encima de sus cabezas. Una brisa sopla, y ella se aparta los cabellos de la cara y sonríe al chico de los cuernos.
"Los primeros rumores sobre una posible conexión entre la Reina y la Maldición de los niños con cuernos empezaron a oirse por las aldeas cercanas al Archipiélago. Los más ancianos de cada aldea apuntaron que la Reina tomó el castillo, abandonado por los seres antiguos años atrás, no sólo por ser una potencia económica formidable, si no por su linaje, que se remontaba hasta la época del nacimiento de los Colosos y la vinculaba con los primeros dueños del castillo, fuesen quienes fuesen. Además, según decían algunos mercaderes, la Reina poseía poderes mágicos."
"Los hombres de las aldeas más cercanas partieron en busca de explicaciones sobre sus malas cosechas cuando emigrantes del este, liderados por Ahëq, gobernador de las tierras del Este y hermano menor de Quhan, guardián de la Tierra de los Colosos, con la misión de alertar a todo el reino sobre catástrofes que no se concibían desde los tiempos de los seres antiguos, [...] confirmaron los peores temores: todo indicaba que los Colosos habían sido derribados, según decían, por un guerrero de tez blanca de las gélidas Tierras del Norte."
La puerta, sin embargo, estaba impregnada de luz, que se ha adueñado de la madera sin vida dotándola de voluntad propia. Los dos amigos miran hacia arriba. La puerta y el cielo se unen por encima de sus cabezas. Una brisa sopla, y ella se aparta los cabellos de la cara y sonríe al chico con cuernos. Una voz susurrada acompaña la brisa en un idioma que sólo la chica luz entiende. La brisa se transforma en viento, y el Sol en nubes. El suelo se ennegrece y se transforma en un engrudo pantanoso y el jardín entero es una sombra. A los lados de los amigos, se abre un abismo. Una sombra aparece detrás suyo, cerrándoles la retirada. La chica luz la mira y le suplica en su idioma. Una voz, como un trueno que es avisado por un rayo cuyo sonido empieza por un susurro eléctrico y prosigue hasta convertirse en un ruido ensordecedor, suena en los oídos de él. Esta vez en el idioma del chico. "Los que no tenéis ninguna sombra en el corazón no podéis alcanzar la libertad". La chica luz lo mira, expectante. El chico con cuernos mira a la puerta, al abismo y a la sombra. La chica luz solloza, su piel no brilla como hace unos momentos. Él la mira a ella, y ella mira al abismo con la mirada baja, resignada. El chico con cuernos la coge de la mano, como tantas veces ha hecho, y mira a la sombra y la chica luz levanta la mirada hacia sus ojos. El chico con cuernos mira hacia la sombra, desafiante...
"Ahëq, gobernador de las tierras del Este, se levantó esa mañana mirando hacia el cielo. Rayos de luz conectaban la Tierra con el Cielo. Supo de immediato que Quhan, guardián de la Tierra de los Colosos y hermano suyo, a quien no veía desde hace más de diez años debido a sus obligaciones, que le exigían viajar por todo el Reino, se contrastaban con las suyas propias, las que exigían a un gobernador permanecer en sus Tierras, aparecería por su ciudad con alguna nueva que explicara los rayos de luz inmóviles que provenian del Este, y así pudiera acallar la inquietud de su pueblo que se habría de incubar durante las siguientes semanas. Pero quien apareció no fue su hermano Quhan, sino un campesino de la región de Alvhenaa, situada en las Tierras del Este, a dos semanas de su ciudad y a unos días de la Tierra de los Colosos, llevando consigo noticias preocupantemente inconclusas."
nota de A.W. Haunsenn
"Colegas cartógrafos, contribuyentes a este estudio, han deducido que, en la mitología que nos ocupa, "país" y "reino" son términos equivalentes, "Tierras" hace referencia a la unidad de terreno más grande después de éstas, "región" equivale a una menor, y por último, "ciudades" y "aldeas" significan lo mismo que puedan significar hoy día. La excepción a esta regla es "la Tierra de los Colosos", cuyo terreno no es más grande que el de una región, pero popularmente se nombró así ya que nadie vivo había estado en ella y por tanto se ignoraban sus dimensiones aproximadas, ni siquiera cuantos Colosos había [...]"
"Ahëq escribió de immediato todo que el campesino dijo porque sabía que las palabras habladas se difuminan con el tiempo, aunque fuera él la única persona de su ciudad que supiera el alfabeto del Reino y que pudiera interpretar sus escrituras después. Por ese mismo motivo, partió con tres hombres valientes a contar la funesta noticia sobre la posible caída de los Colosos por todos los rincones de el Reino donde los rayos de luz de las Tierras del Este no eran visibles."
"Lustros más tarde, Ahëq y sus hombres llegaron al Archipiélago, poblado de pieles más morenas, donde la prosperidad no se conseguía construyendo grandes ciudades sino con un rico comercio entre pueblos y aldeas que había ido descendiendo desde que la Reina vetó el acceso al castillo."
nota de A.W. Haunsenn
"Me parece lógico pensar que la Reina tal y como la conocían en el Archipiélago no era la reina de la región dado que Ahëq, en su sabiduría, no muestra signos de reconocerla. Por lo tanto, el nombre de "Reino" que se usa en el Archipiélago no proviene del estado político del lugar, que de hecho se basa en una anarquía de pueblos, sinó que se llama así por alguna monarquía anterior, quizá perteneciente al tiempo de los seres antiguos, de donde se rumoreaba que provenía el linaje de la Reina."
"Sus noticias tensaron a unos pueblos campesinos que ya de por sí estaban ofuscados por el abandonamiento de su "Reina" y la Maldición acaecida desde entonces, desencadenante de malas cosechas y enfermedades."
"[...] ninguno volvió. Las aldeas se iban quedando sin hombres. Uno que volvió, volvió como un niño asustadizo incapaz de dormir sin luz y aterrado por los espacios abiertos. Ahëq y sus hombres, emulando la tecnología de los habitantes del Archipiélago, basada en el mar, fabricaron una embarcación para entrar por debajo del castillo y obsequiar a la reina con una espada forjada por los seres antiguos."
"Cada generación, Ahëq y sus hombres se emmascaraban para llevarse a los recién nacidos con la Maldición de los cuernos de las aldeas a un lugar que nadie sabía. Sin embargo, según unas excavaciones [...]. Todo parece indicar que los niños con cuernos fueron enterrados vivos en el castillo durante generaciones. Si puedo confirmar esto, podré demostrar que la leyenda del chico de los cuernos y la chica luz tiene algo de verídico, y que la puerta gigante que unía el castillo con el exterior existe, y que yace, junto a ella, el abismo."
El chico con cuernos la coge de la mano, como tantas veces ha hecho, y mira a la sombra y la chica luz levanta la mirada hacia sus ojos. El chico con cuernos mira hacia la sombra, desafiante, donde, sin que la chica luz se de cuenta, se dibuja el rostro de la Reina, asintiendo con una sonrisa maliciosa.
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